viernes, 15 de febrero de 2008

DOCENTES

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“La literatura era un recreo donde
descansar de lo cotidiano
y poder jugar a ser o hacer lo que uno quiera”

Durante uno de los encuentros, se les propuso a los ingresantes la siguiente consigna de escritura: “Describan a un docente y recuperen, a través del recuerdo, la concepción que transmitía acerca de la literatura”.

Lo que sigue son algunos comentarios, fragmentos y apuntes sobre las escrituras que produjeron en torno a la figura del docente y su relación con la literatura.


  • La mayoría de los textos recoge miradas positivas de los docentes, a quienes aparecen asociados los siguientes valores: libertad, movimiento, vida y pasión. “Es una escritora que vive sus letras, una lectora que adopta palabras, una alumna constante... Me dejó la literatura bien en foco, para que construya mi mirada” (Tatiana); “Con ella la literatura era algo que se podía palpar, descubrir”; “Amaba la literatura y amaba su trabajo. Cada clase era distinta”.

  • Recuerda Iris: “La profesora Jaunarena nos leía un cuento, por ejemplo, de Horacio Quiroga: impostaba la voz y, con una calidad actoral, nos sumergía en la historia. Sabía atraparnos. En el aula reinaba el silencio y su voz era lo único que se oía... en nuestras mentes, todo era imaginación”.

  • Descripción del docente de María Pia: “Muchas veces pensé que ese hombre vivía por y para enseñar Literatura. Lo interesante es lo nervioso que se ponía al dar clase. Muchas veces empañaba la pasión que le ponía a las explicaciones. Tenía la camisa manchada de sudor, comía caramelos, limpiaba los cristales de los anteojos hasta gastarlos y miraba de reojo sus anotaciones para no perder el hilo mientras hablaba”.

  • Cabe destacar que la pasión no necesariamente está asociada a la circulación de la palabra; por el contrario, “tanta pasión” parecería crear, en algunos casos, docentes muy autocentrados: “Tenía una absoluta devoción por la materia que dictaba... bueno, en realidad, la monologaba, para ser precisos. Era muy buena en transmitir la pasión por la lectura y la admiración por ciertos autores”; “hablaba tanto que no te dejaba participar. Tal era su pasión”; “Ferraro siempre tenía algo más para acotar. Sabía que tenía que frenar y no podía”.

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