viernes, 15 de febrero de 2008

La lectura: ¿Qué es leer? (TN)

Esta vez l@s ingresantes recibieron en la puerta del salón al que todavía no podían ingresar la consigna de trabajo: “leer” los objetos colocados sobre las mesas: mamuschka, espejos, estatuillas (Pachamama, Buda, otras), álbum de fotos de exposición del Museo del juego y el juguete, álbum de fotos de casamiento con un personaje recortado en todas, gran ausente; rollo de papel higiénico agotado con cartel indicador: "compromiso", espejos, negativos de fotos, bandejitas con elementos rituales coyas, caleidoscopio, y más. Entraron al aula, en silencio y en grupos la recorrían. En unos minutos, comenzó el bullicio, así que se agregaron libros muy diversos: libros álbum, el diario de Frida Kahlo, de mapas antiguos, etc. Entonces, sí, pudieron sentarse.

A partir de un breve juego de adivinanzas, a partir de textos que descomponían una acción que l@s ingresantes podían fácilmente construir, se pidió que descompusieran, según lo que habían observado en la tarea previa, la idea de “leer” que esta había sugerido.
Los grupos que quedaron formados alrededor de las mesas de objetos y libros pusieron en común sus escritos y elegieron para compartir con el grupo mayor un escrito que resumiese las ideas más frecuentes y otro, el más “diferente”.

Aquí transcribimos solo algunos ejemplos de las producciones:
(Selección totalmente arbitraria de los textos producidos en clase)

Subir al colectivo, obviamente no hay lugar para sentarse, pero te quedó eso pendiente que te obliga a agarrarte con una mano de un caño, con la otra abrir la mochila, buscar entre tus cosas, hacer equilibrio cual zamba para no caerte por una frenada violenta, hasta que lo encontrás. Luego cerrás el cierre de la mochila como podés, pedís perdón a una viejita que golpeaste si querer, buscás la luz, más cercana, lo abrís, encontrás el papelito que marcaba dónde habías terminado en un viaje anterior, y ya podés empezar.
Lucía Molinari

Con todo se puede , con cada parte, no hacen falta sólo los ojos… con todo el cuerpo se puede. Tampoco hace falta que esté, podemos incluso hacerlo de aquello que falta.
Sólo hay que prestar atención, sólo estar predispuesto, aunque también podemos hacerlo de mala gana. Pararse y mirar /escuchar/ concentrarse en eso, sólo en eso y en el espacio que ocupa físicamente y para mí.
Conviene para esta tarea estar relajado, porque si lo hacemos de forma inquietante, se puede alterar su contenido.
También podemos darle diferente significado, según cada uno, el momento y demás.
Lo aprendemos, lo vivimos.
Ángela Ciotta

Al salir de mi casa adivino el día en el rostro de mi vecino, deteniéndose en la esquina, alerta de la luz roja que grita se detenga. Paso y una serie de símbolos de advierte que allí debo hacer las compras. La garita me sugiere la parada. Una vez en el colectivo sacó un conunto de hojas. Ellas me cuentan a través de códigos enigmáticos de lejanos lugares, del clima de ayer, de esperanzas, etc.
Alegre Zunilda

Los objetos que estaban silenciosos sobre las mesas me decían cosas a través de signos, de rostros, que estaban o no. Culturas. Las formas también me hablaban de lugares, otros objetos varios de una época pasada y actual. Una forma de decir sin hablar.
Susy Coria

Es como algo que ya está incorporado desde la infancia, eso de saber otras historias… si se trata de un libro, no se bien por qué, pero empiezo con la contratapa; supongo que viene a partir del dato escolar, para saber de qué se viene, y después ahí vamos a ver… si hay chances de terminarlo sin comenzar con otro, si me lleva ahí o…

En principio será deseable encontrar un buen libro en el cual ejercitar nuestra vista y nuestras facultades intelectuales. Si esto no es posible, también sirven los manuales, la factura del gas o el recibo de sueldo (en el caso en que poseamos uno).
Una vez cumplido este primer paso, empieza lo más interesante. Si el libro elegido, pongamos por caso, es una novela, cuyo autor, supongamos, es Dostoievsky; todo lector debe saber ante todo que debe resistir las primeras cien páginas. Si esto sucede, aseguramos la feliz culminación de la experiencia, excepto si se trata de Demonio, novela que, tenemos que confesarlo, no sabemos cómo debe leerse.
Este ejercicio debe repetirse con cualquier ejemplar. Todo libro tiene su tiempo y debemos respetarlo. El problema es saber cuál (cuanto?).
Santiago Birentzwaig

Existen palabras que forman ideas que llegan a las mentes, se transforman en imágenes que captan, o no, nuestra atención e imaginación y se plasman.
en primer lugar, dudamos
en segundo, elegimos
en tercero (si nos interesó) desechamos
en cuarto (si nos gustó) repetimos
Julia Romero González

Veo objetos, los toco, los levanto, investigo qué hay dentro de ellos.
¿A qué me recuerdan?
¿Vi alguna vez esas imágenes?
Intento imaginar por qué están allí. Qué es lo que les espera cuando los saquen de ese lugar.
Trato de pensar el tipo de historia que podría contenerlos. Intento adivinar. Adelantarme.
Finalmente me rindo ante ellos y dejo que las cosas sigan su curso normal.
Que sean naturales.
Pablo Fernández

La genética determina mi primer acto, debo buscar mis gafas ya destruidas. Una vez colocadas, se debe abrir el ejemplar elegido donde el señalador, o en su defecto la memoria, lo determine. Posar la mirada sobre la región impresa y recorrer con la vista en forma horizontal, de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, las páginas en cuestión. Así sucesivamente hasta alcanzar el cielo buscado.
Germán Q.


Y algunas de las notas de pizarrón que surgieron de las lecturas y el debate:
- suponer
- abrir / partir
- encontrar algo igual pero
- encuentro y enfrentamiento / adivinar
- alimentarse, buscar más allá
- con todo el cuerpo / con todos los sentidos
- aprender / vivir
- seleccionar, manipular / repetimos
- dar tiempo
- dejar lo leído ser
- viajar, viajar, viajar
- identificación (también por rechazo)

A continuación, Vero leyó “Pierre Menard, autor del Quijote”, de Borges (alguien comentó que ya el título es “un error”). Al finalizar, pidió que formulasen dos o tres preguntas al texto, preguntas que quisieran “lanzar” al debate en clase.


RECREO

De retorno al aula, se leyó y comentamos fragmentos del capítulo de Carlos Molinari Marotto, "Niveles de procesamiento". ¿Qué conceptos allí explicados les “resonaban” en relación con el análisis realizado sobre su propia lectura?

Much@s trajeron al debate nuevamente la ambigüedad de los textos de Victoria Ocampo y Di Benedetto en los que se habían visto revisar "pasos" de la lectura descriptos por Molinari Marotto por las dobles referencias que a veces tienen pronombres, adjetivos, verbos que pueden concordar con más de un sustantivo. Gabriel mencionó que eso puede quedar condicionado por la predisposición que el lector tiene frente a un texto, a partir de lo cual hablamos de la información del "exterior" con la que el lector cuenta y cómo el que la lectura se discuta y se comparta también influyen en la interpretación y la comprensión, reenvía a nuevas revisiones (Gabriel había recordado que él había visto otras palabras que las que había visto en el mismo texto un compañero).

Sabrina trajo a la clase conceptos de Ferdinand de Saussure y Jakobson, y se discutieron conceptos tales como signo, significado y esquema de la comunicación, nuevos para muchos, ya conocidos por otros. Quería profundizar sobre la relación entre lo leído de Molinari Marotto el planteo de la comunicación que se desprende del diseño visual (y sus implicancias) que recordaba de su estudio de estos autores, lo mismo que sobre la reformulación de Kerbrat Orecchioni sobre el modelo de Jakobson. Se diferenció entonces la tensión entre pensar la "comunicación" y la comprensión como aspecto (puramente) psicológico de solo uno de sus polos. Además, se explicó la diferencia entre modelos de descripción de actividades humanas según una perspectiva positivista que busca detener e abstraer aspectos analizados y a su vez analizados de una realidad, respecto de otros modelos de búsqueda y afirmación del conocimiento.

Se distribuyeron por grupos los textos teóricos sobre la lectura seleccionados para el encuentro (dos textos -cliqueá para uno, cliqueá para otro- de Michèle Petit, uno de Roger Chartier y otro de Paulo Freire) y se pidió que los leyeran en comparación con el de Molinari Maroto.

Entre muchos comentarios, surgieron los siguientes:

De Freire, Sabrina rescató “la importancia de la alfabetización, del aprendizaje de la lectura y la escritura para apropiarse del mundo”. Otros grupos comentaron su visión de la práctica pedagógica y la relación que establece entre lenguaje y realidad, el rechazo a la dicotomía lectura-escritura y su lectura del mundo, aún antes de aprender a leer.

De Chartier, un grupo comentó la relación que establece entre lectura en voz alta (grupal) y lectura silenciosa (individual) con un orden social, con la posibilidad del pensamiento individual, no consensuado socialmente, retomando la persecusión de la que fue objeto la ficción desde que podía leerse en silencio. Se observó también que Chartier nos traía la descripción de un mundo en el que la lectura en voz alta permite la socialización de la literatura entre aquell@s que no saben leer o que no pueden comprar libros. Gabriel rescató el hecho de la lectura en voz alta compartida del cuento de Borges, que había permitido encontrar matices en el texto que, probablemente, se hubiesen perdido en una lectura individual, que imaginaba lo hubiera aburrido y hasta hecho desistir por desinterés. Un compañero trajo a Bourdieu al debate y comentó la idea de que la lectura y la escritura están siempre en conflicto con el control que puede ejercerse sobre ellas.

De Petit, sobre “Lecturas del día y de la noche”, resumieron la descripción de la autora de las diferencias establecidas en una comunidad acerca de las lecturas diurnas (públicas, útiles, escolares, metódicas, obligatorias) y las nocturnas (ficcionales, electivas y eclécticas, “de escape”, privadas, individuales), y cómo el acto de leer puede ser algo que une, un acto en el que se comparten experiencias. Sobre “Ulises, Calipso y las familias reconstituidas”, surgió el comentario acerca de que un texto no es lo mismo para todos sus lectores, ya que el texto termina de delinearse gracias al lector, una idea en cierto modo opuesta al planteo de Marotto, puesto que se supone un lector y un texto ideales y "mismos".

Al finalizar la puesta en común, se recogieron las producciones de tarea de la clase anterior.

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