Lecturas y escrituras alrededor del curso para ingresantes al Profesorado de Castellano, Literatura y Latín, del ISP Joaquín V. González. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Acerca del examen para Ingresantes al Profesorado de Castellano, Literatura y Latín
El examen previo al ingreso no es eliminatorio. Pretende constituirse como diagnóstico para que los y las profesores/as de las materias de primer año tengan elementos básicos acerca de los saberes de los y las ingresantes.
Por otra parte, este examen no pone el acento en los contenidos específicos de las materias de la carrera -pues estos serán abordados a lo largo de la cursada de las 32 asignaturas- sino en las prácticas de lectura de textos literarios, ensayísticos y teóricos vinculados con el lenguaje y la literatura como objeto de reflexión.
Las prácticas de lectura suponen comprender, interpretar, posicionarse frente a los textos con lo que el lector ya “trae” de sus experiencias previas de lectura y, a la vez, asumir una posición reflexiva de desafío y curiosidad frente a lo nuevo. En este sentido es que se concibe, de modo muy general, esta instancia en la que los y las ingresantes darán cuenta de su lectura.
Respecto de la escritura, se trabajará sobre un recorrido reflexivo por los textos literarios y teóricos y, por eso, se propiciará la producción de escrituras de cierta extensión, en las que las ideas se desarrollen suficientemente.
¿Qué tipo de textos pueden aparecer en el examen?
Serán textos literarios, ensayísticos y teóricos.
Se recomienda consultar el "El cuadernillo" (del Curso para Ingresantes al Prof. de Castellano, Literatura y Latín) que está en las fotocopiadoras del Instituto, en el que consta la totalidad de los textos abordados en el Curso para Ingresantes. La lectura del material brinda una idea acerca del tipo de textos (no se trata de que esos mismos textos vayan a aparecer en el examen).
Entre ellos, los siguientes pueden constituir una primera selección, solo con el fin de orientar un recorrido de lectura: el cuento de Antonio Di Benedetto, "Nido en los huesos"; el ensayo de Juan Sasturain "De qué hablamos cuando hablamos de fútbol" o el de Roland Barthes "El pobre y el proletario"; la mirada histórica sobre la lectura de Roger Chartier en "Leer en voz alta, leer en silencio", sobre la escritura puede consultarse los de Maite Alvarado "La resolución de problemas" y de Alvarado/Pampillo "Los géneros escolares"; sobre el lenguaje, se sugiere reconocer las diferentes preguntas que plantean Ferdinand de Saussure en "La lengua: su definición" y Paola Iturrioz: “Representaciones". Más vínculos a otra bibliografía leída puede hallarse en los registros de cada encuentro del Curso para Ingresantes.
Por cualquier otra duda, consultar escribiendo a la siguiente dirección de correo electrónico: ingresocastellano2008@gmail.com
Las profesoras: Gabriela Herrera y Verónica Pena
La Junta del Departamento de Castellano, Literatura y Latín
Ya que la visita a la Biblioteca pensada para este encuentro no pudo hacerse, Verónica propuso retomar los cuentos de Antonio Di Benedetto y los ingresantes eligieron comenzar por “Nido en los huesos”. Después de la relectura en voz alta, comenzó un largo debate acerca de la/s lectura/s de este cuento en particular, y uno más general acerca de la posibilidad de hacer diversas lecturas sobre un mismo texto, lo que al fin derivó en el inicio de escritura colectiva de un comentario al texto.
Gabriel: -La relación con el padre... Él siente que en su casa no está su hábitat natural, y por eso se tiene que ir a la palmera... no encuentra la contención en su casa, ni del padre ni de la madre; al verse inútil como el mono, se empieza a comparar, traslada su identidad a diferentes objetos, a la palmera, a los pájaros... Sabrina: -Mi interpretación fue distinta, sociocultural... (ya saben que yo siempre me voy para ese lado). Me costó mucho leer y encontrarle la matáfora a este relato, lo leí como tres veces hasta poder pensar algo. Hay -creo- una metáfora de la diversificación socioeconómica. Me hace acordar a cuando Argentina se estaba insertando al mercado mundial".- Sabrina destaca varios párrafos para ir explicándose, se refiere al determinismo, al modo de representar la realidad propio del positivismo; recupera la caracterización del padre por el narrador- "le sobra tierra, le sobra dinero".- Entre otras citas- "si todos pusiéramos nuestra cabeza al servicio de la felicidad general, tal vez podría ser. Pero nuestra cabeza, no sólo el sentimiento".
Nicolás: -Invita a la reflexión, al razonamiento.- Releemos todo el párrafo. Verónica: -... Y "así" -"No siempre fue así, sino apenas unos años, quizás unos meses"-, ¿a qué se refiere? Julia: -A la relación con el padre... -nos ponemos a revisar los párrafos anteriores. Buscan hacia atrás y encuentran los pájaros que silban "voluntaria y gozosamente". Pero responden explicándose lo que sigue, o en todo caso en relación con el conflicto (no responden de manera puramente informativa sobre "así" sino sobre "así" cuando se lee):
Gabriel: -Empieza a buscar un sentido a su vida, a servir para alguien. Pablo: -Gana la "parte mala" de la cabeza (y se refiere a los buitres). Me quedó muy fuerte lo del final, el fracaso.
Se produce una discusión sobre este final: ¿es esperanzado?, ¿parece de autoayuda: "tú puedes"?, ¿es ácido o irónico?
Lucía: -Trató de ser útil a los demás -cita el texto-. Se le llena la cabeza... Guillermo: Cuando yo era chico y hacías cosas raras, fuera de lo normal, te criticaban por "tener pajaritos en la cabeza", acá alienta a que es bueno tenerlos. Nicolás: -Puede ser malestar.
Patricia: -Me impacta que abarque los tres niveles humanos (cabeza, alma, cuerpo). El autor nos sopapea porque está mal en todo sentido y, a pesar de eso, tiene un mensaje de esperanza. Andrés: -Es un relato escrito por alguien joven y esa es su gracia. Lo que antes era brillante, ahora es normal. Eso todos lo pasan. Yo al menos lo pasé. -Entonces, explica ese recorrido de fracaso, como uno de normalización, de perder los pájaros y crecer. Patricio explica que él no siente que haya comprendido el texto sino antes bien que el texto lo ha comprendido a él, no sabe, no pueden "entender" por qué, pero hay expresiones e imágenes que del relato en las que se siente comprendido. Casi como si fuera exactamente el mismo tema, Patricio explica cómo el personaje busca la comprensión de los otros, su aceptación, no la consigue y llega un momento en el que él se acepta: -El nido es un mundo que se crea donde se aprende a aceptar. Fracasa en su intento. Es un romántico y ve en eso algo más, pero lo sigue defendiendo, vale la pena para él. Guillermo: -Llegó a rincones de él mismoque no pensaba encontrar. Cosas de sí que él mismo no entiende.
Aquí recordamos la expresión popular para algo que nos obsesiona: "me come la cabeza".
Gabriel: -Dice "intentalo igual". Él mismo se empieza a asumir. Belén: -Él relata que comprende la marginalidad porque la vivió. Que se pretenda que va a ser algo que no va a a ser nunca, quedar en la marginalidad. Cualquier persona que esté dispuesta a ofrecerse para un cambio va a fracasar, porque está solo, pero dice que hay que hacerlo. -Y esto nos devuelve a revisar la hipótesis de Sabrina y cómo -aunque no encontramos marcas que hablen de la historia política y económica de nuestro país- algunos de los sentidos implicados en ella, han sido retomados -con otras palabras quizás- en lecturas diferentes: la oposición mono/hombre como propia de una representación progresiva de la evolución darwiniana, similar a la que puede ver la historia como evolución, el determinismo que condenaría a la palmera, al mono y contra el cual el niño intenta hacerse hombre de su destino, no terminar puro cráneo, tener pájaros en la cabeza; la necesidad de la conciencia, de no ser puro sentimiento, de ser alguien para los demás; todos estos aspectos resuenan también como aspectos de una reflexión que no queda en el puro y abstracto individuo sino que convoca la mirada sobre los vínculos sociales (recordamos las caracterizaciones de padre y madre).
¿Algo anotaron, quisieran proponer a la discusión y todavía no se ha mencionado? Julia propone: -¿Por qué "Nido en los huesos"?... El título... Andrés: -Está en el texto. Julia: -El alma está en un cuerpo. Se vuelve sobre indicios ya mencionados de la lectura: que en el nido de nace, que los huesos son lo más íntimo, lo que queda de lo que picotean los buitres.
Nicolás: -Es un resurgir. ¿Y si hubiera un verbo en el título? Patricia: -"Hacer un nido de tus huesos", es esa esperanza de la que hablábamos. Con respecto a la frase: "yo no soy el mono", Gabriel propone "Está dialogando con el padre", Nicolás que: "tengo que afirmar que yo no soy lo que ven aunque los demás no lo vean"; Julia: "está diferenciándose de un animal: no reacciona por instinto, puede elegir".
Se propusieron como puede verse varias entradas al texto, distintos tipos de alusiones a las que el relato podría estar haciendo referencia: quien leía desde estudios y pasiones previas, desde su propia experiencia personal, desde lecturas (Los hermanos Karamazov o Platón). Al mismo tiempo este hecho en sí era pensado:
Sabrina: -Mi interpretación fue distinta… no puedo decir que tenga una real interpretación del texto, (aún) después de haberlo leído varias veces.
Gabriel: -Se lo leí a adolescentes y no les expliqué nada… uno dijo: “ahora sé cómo enfrentar a mi padre”… Cada uno lee desde el lugar que le gusta, tiene que ver con el lector, con lo que a él le gusta
Sabrina: -Siempre tiendo a ver las cosas o filosófica o históricamente… yo no puedo decir que mi lectura está bien. Me gustó escuchar otras, porque nunca lo hubiera pensado así
Gabriel: -Cuando uno lo lee, se identifica con algún personaje… es la reflexión personal desde lo cotidiano.
Patricio: -No entender me molesta, me causa ruido. Es una sensación psicológica: las metáforas me identifican. Si bien no las entiendo, algo de mí tienen.
Luego se inició una producción colectiva. En primer lugar, tuvimos que decidir qué idea queríamos dejar a nuestros lectores sobre el cuento de Di Benedetto, una proposición que pudiera dar cuenta de la lectura construida por las relaciones más intrincadas entre las ideas propuestas durante el diálogo sobre el relato. Recuperamos la noción de proposición para poder construir nuestra “tesis” (muy aproximativa); jugamos a postular temas de los que el cuento nos había hablado y cosas que nos había dicho sobre esos temas, e incluso a imaginar combinaciones posibles entre ellos. Aunque la lectura sociohistórica y economicista de Sabrina había sido sutilmente reformulada por la profesora, y descompuesta en sentidos implicados en ella, provocativamente y con buen humor se convirtió en la hipótesis de partida: “El cuento de Antonio Di Benedetto “Nido en los huesos” nos plantea la tensión entre el determinismo, como mirada positivista de la realidad, y su relativización a través de la duda.” (en el medio discutimos sobre dónde podían o no ir las comas, sobre qué términos eran los coordinados, sobre el uso del pronombre enfático “misma”)… Entonces, se propuso interrogar segmentos de esa hipótesis, para pensar un posible desarrollo del resto del texto de comentario: había que explicar cómo se hace ese planteo, cómo se reconoce, en qué, esa tensión; dónde se ve representado el determinismo y dónde la relativización de la realidad que este construye, dónde aparece la duda, cuál es la realidad que se construye. Entre varios fueron proponiendo que para responder a esas preguntas en algún caso se podía tener en cuenta la construcción de los personajes (incluida la relación entre ellos): el determinismo era parte de lo cuestionado en la relación padre/hijo, en la relación mono/hombre, y entre estos últimos y su ambiente, su espacio. Justamente, los espacios (la palmera, todo el cielo, el cielo del lado del río, los cajones y baúles, los huesos) podían estudiarse para pensar justamente la aparición de la duda (presente también en palabras reiteradas y en estructuras sintácticas que favorecen la ambigüedad, señaladas en el relato durante el diálogo sobre él).
RECREO
Se intercambiaron, grupalmente, los textos producidos por los ingresantes (dos encuentros atrás) que recuperaban recuerdos infantiles. Se propuso hacer una lectura de cada texto individualmente y darle una devolución por escrito al relato del otro (rescatar algún punto en particular, hacerle preguntas al texto). Luego les propusimos que, teniendo en cuenta los comentarios de sus compañeros, escribieran, para el miércoles 27 de febrero, la ficcionalización de esos relatos: inventar una historia que los incluya y los transforme en ficción.
Después, se leyeron la narraciones de experiencias de escritura de alumnos y egresados del Instituto de distintas generaciones y se les pidió a los ingresantes que apuntaran aquello sobre lo que los habían hecho pensar los relatos. Algunas de las respuestas fueron: “Me sentí identificada con Eva, en eso de compartir lecturas, de generar espacios.” “El de Eduardo, que renegaba de la escritura y pensaba que no podía pedir eso a los alumnos. Yo también reniego de la escritura. Fue un golpe, así…” “El de Andrea… me gustó lo que puso de la última monografía… eligió algo que le parecía complicado y lo hizo igual… es una satisfacción poder llegar a esa instancia, poder superarlo.”
Verónica les recordó que llevaran, pasados en limpio, el viernes los escritos de reflexión, que habían comenzado en el encuentro anterior (Escritura: el ensayo).
“Sí, fue triste… Pero pidió morir, y murió a sabiendas de que algo renacería en su lugar…” (Eva)
La clase comienza leyendo relatos de alumnos y ex – alumnos que cuentan sus experiencias de escritura en el profesorado y fuera de él, como docentes, como personas que escriben. Hablamos de que uno sigue perteneciendo un poco a los lugares, aunque ya no esté en ellos; sin duda, estos relatos que nos identifican, nos conmueven, nos recuerdan, dan cuenta de esto. Comentamos, también, que un alumno de un profesorado escribe no sólo lo pedido en las materias (monografías, exámenes, etc) sino también cosas que tienen que ver o no con ser alumnos: escrituras literarias, desde los márgenes.
Luego, pusimos en común las lecturas realizadas. Anotamos en el pizarrón los nombres de los autores: Sylvia, Eduardo, Juan, Eva, Andrea, Adrián, Bruno.Una primera voz dijo: “Me gustó la de Eva, que contaba de una revista”. Hacía referencia a Troiana fabula, una revista editada por alumnos del departamento que, como se contaba en el relato, ha muerto. La decepción de algunos alumnos (a poco de enterarse de la revista, también se enteran de su muerte) se plasmó en la pregunta: “Pero, ¿por qué murió?”. Tatiana apuntó: “Es preferible que muera a que sobreviva; es una manera de crecer”; Mechi (que había formado parte de la revista) confirmó los motivos y amplió las palabras del relato. Se habló de la escritura que intenta correrse del estereotipo, de la norma.
Dafne se identificó con el relato de Andrea. Acerca del relato de Adrián, Candela responde que “habla de aquellas cosas que lo hicieron elegir la carrera, de sus referentes escritores ”; se dijo que allí había algo de continuidad, “muere una cosa y comienza otra”. Algunos mencionan que, además, “habla del curso de ingreso, de otra experiencia de escritura como es un examen obligatorio”. Pasamos al primer texto escrito por Eduardo, del que se afirma que “tenía que borrar toda huella de lo político" para actuar políticamente durante la dictadura. Sobre el otro relato de Eduardo, Marcela comentó: “cuenta desde su experiencia como profesor lo que es el miedo a escribir; razón por la cual fue a un taller literario”. Jazmín dice que en ese taller Eduardo se reconoció como alumno. Tatiana recuerda que esto de seguir siendo alumno es algo que ella había querido rescatar en su descripción del docente (actividad de un encuentro anterior): “mi profesora era una alumna constante, ella siempre nos decía que seguía aprendiendo de nosotros”. Esto nos remite al primer encuentro del curso de ingreso (cuyo tema era la pregunta y la búsqueda del conocimiento). Candela destaca que: “él supo asumir que dentro de su profesión había algo que tenía que seguir aprendiendo”.Natalia nos lee un fragmento del texto que había marcado en relación con animarse a escribir, perderle el respeto la escritura. Cuando escribimos también hay un descubrimiento y un nuevo aprendizaje. Alguien menciona el texto de Sylvia Nogueira, profesora de Latín en el Joaquín. En el texto de Andrea también encontramos la idea de que la escritura es construcción del conocimiento, es encontrarse a uno mismo. Hablamos sobre el texto de Juan, que cuenta sobre reescrituras y relecturas, sobre nuevos sentidos. Lorena lo relacionó con lo que pasa con los libros cuando los volvemos a leer en otro momento: “a veces pensás una cosa sobre algo y después, al tiempo, otra”. Amparo dice, sobre la experiencia de Bruno: “suma más debatir en grupo, aporta más miradas, otros puntos de vista”. Alguien agrega: “hicieron los tres trabajos como si los tres fueran propios”.
A continuación, leemos entre todos, algunos fragmentos de los textos de Maite Alvarado (especialista en talleres de escritura) que aparecen en el cuadernillo. A partir de la lectura de fragmentos de estos textos surgen diversos temas: la escritura y el pensamiento no van separados; la importancia de hacer conscientes los mecanismos y procedimientos que se llevan a cabo en el proceso de escribir; la recepción diferida (en otro espacio y en otro tiempo); la distancia que permite la escritura, también en la lectura de un texto propio; escritura de exámenes y trabajos: borrar o no borrar, tachar o no tachar (y cómo tachar). Nicolás: “un profesor de literatura que tuve nos decía que no tacháramos y que no borráramos, no sabíamos qué hacer si nos equivocábamos, tenía que pensar como diez minutos cada palabra”. Alguien comenta (varios compartimos el mismo recuerdo): “una profesora nos hacía tachar con regla, una sola línea, para poder ver en lo que nos habíamos equivocado”.
Luego, pasamos al segundo momento de la clase y leemos un cuento de Silvina Ocampo, “La soga”. Recordamos, antes de leer, la escritura colectiva que habíamos hecho del cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, y señalamos que con “La soga” también vamos a empezar a plantear un análisis de este tipo. Analizamos entre todos el cuento, encontramos hipótesis, pensamos posibles justificaciones, comentamos lo que nos llama la atención. Rosario va volcando las voces en el pizarrón:
A partir de esto, se propone volver a los textos críticos de Mancini y Pezzoni para plantear un análisis del cuento. Se hace hincapié en que no tiene que ser un texto cerrado, pueden empezar con uno o dos párrafos. Se recomienda que no traten de abarcar todos los aspectos del cuento, que elijan un tema por donde “entrar” al texto, que planteen una lectura posible, utilizando citas del cuento y de los textos críticos para fundamentar el análisis. Otras aclaraciones tienen que ver con no contar el argumento, sino aportar un análisis propio; poner entre comillas la voz de otras personas.
RECREO
“A días de haber comenzado las maravillosas clases del curso de ingreso (...) falleció Cortázar. También, por esa época, falleció Marguerite Yourcenar. ¡Qué interesante! Dos de mis referentes literarios más importantes no sólo terminaban de respirar, sino que no iban a escribir más y yo empezaba mi recorrido por la literatura y, sobre todo, por la pretendida enseñanza de ella.” (Adrián)
Volvemos al tema del ensayo. Rosario lee “Escándalos” de Juan Gelman. Luego (en una charla coordinada por las ayudantes Rosario y Mechi) conversamos sobre el texto: qué tipo de texto es y por qué. Dicen que es un ensayo porque “hace una defensa de la poesía”, “se pregunta y se responde, llega a una conclusión” (Jazmín), “cita a distintos autores para fundamentar un punto de vista” (Dafne), “hay una marcada personalidad”, “da su opinión”. Preguntamos cómo se manifiesta en este texto la primera persona y hablamos acerca de Juan Gelman. Nos preguntamos también por qué caracteriza la poesía como "un escándalo": “porque es revolucionaria” (Jazmín), “es positivo” (Pablo), “porque nadie va entender que pida poesía y no jabón o comida” (Tatiana); concluimos en que “lo escandaloso es lo que sale de la norma, es lo extraordinario”. Dafne cuestiona: "¿por qué asociar la poesía con la belleza?"; a lo que Jazmín contesta: “todo lo que va hacia lo literario es estético”. Silvina destaca que en el texto no se hace mención al concepto de belleza tradicional, y agrega: “Gelman cita a los poetas malditos y dice que eso es belleza”. Tatiana opina: “esa cita es escandalosa”.
Silvina (ayudante) propone una consigna de escritura para trabajar con el texto de Gelman (que los ingresantes pueden enviar por mail o entregar antes del último encuentro): reescribir el texto de Gelman como género poético, transformarlo en una poesía, decir para qué sirve la poesía con (o en) una poesía. Gabriela agrega: "subvertirlo, escandalizarlo". Aclaramos que se pueden usar palabras o citas, parafrasear, crear otro texto completamente nuevo que diga de alguna manera este ensayo, jugar con la disposición gráfica, proponer nuevos sentidos.
Recordamos que para el viernes hay que traer pasado en limpio el ensayo del ensayo (para esto deben tener en cuenta que el ensayo no es una escritura que cierra, que clausura sino que reflexiona) y leer el texto de Barthes “Domici...” del cuadernillo.
Por último, retomamos las anécdotas infantiles escritas en otro encuentro, que había que llevar pasadas en limpio: cada grupo intercambió los textos entre sus integrantes. Leyeron el texto de los compañeros y le agregaron comentarios, preguntas, sugerencias para seguir trabajándolo. Cada texto se llevó el comentario de distintos comañeros. Recordamos que cada lectura es una escritura.
Pasado un rato, pusimos en común algunos textos:
Marcela lee el texto de “alguien” acerca de las paperas: “recuerdo las paperas como un recuerdo especial...como una fiesta porque en ese momento mi mamá estaba cerca...tenía nueve años...hasta ese momento me sentía desplazada por mi hermana...me había llegado el cuidado tan postergado: la cama, la comida...No era un fastidio, sentí que recuperaba mi lugar...tomé conciencia de lo incompleto de la relación...”
Recordamos que la propuesta ahora es que lo ficcionalicen, que lo vuelvan literario. Empezamos a hablar de la anécdota que leyó Marcela: “es más que una anécdota, pone sentimientos” (Dafne), “es como una confesión” (Tatiana). Gabriela comenta que este texto está casi contaminado con el ensayo, hay una reflexión desde el presente. Aparecen algunas propuestas de ficcionalización: “modificar el lugar en el que se ubica ella, ella siempre imaginando”; “darle la voz a la niña”; “volver a qué sintió la niña” (Candela); “una voz de la madre, donde la madre pusiera justificación de ella”. Hablamos de los puntos de vita, de que es mejor que no quede todo explicitado. “Me gustó que la enfermedad es la ocasión para el encuentro”, agrega una compañera.
Carla lee su texto que también es sobre las paperas: “Me acuerdo porque era noche buena...me sentía molesta, afiebrada, mi hermana estaba conmigo también enferma, pero ella dormía...mi mamá estaba seguramente sirviendo la mesa, atendiendo a la gente ya que religiosamente todas las noches buenas era así...eso era lo más terrible... ella era un ser malvado que me había abandonado...decidí gritar y chillar, pero justo eran las doce y con los cohetes nadie me escuchaba...me invadió la rabia...apareció mi mamá, la abracé llorando...”.
Y ya habíamos trasgredido demasiado el horario, el tiempo.
A las 18.30, se hicieron presentes los representantes estudiantiles de la Junta Departamental, para presentarse y explicar su función. Al inicio del encuentro, se les recordó a los alumnos los temas de cada uno de los encuentros y se les repitió la consigna de escritura pendiente para el viernes: se trata de relatar un recuerdo de la infancia de la manera menos literaria posible. “Es para que ustedes no se pierdan del proceso” aclaró ante las dudas.
Hoy, la escritura. Como primera actividad grupal, repartimos una serie de láminas de cuadros en cada grupo y pedimos que traten de hacer una lectura de cada imagen. Luego tuvieron que agregarle cada uno a los cuadros algún o varios comentarios. Una alumna, Gabriela, preguntó “¿puede influir mi comentario?”. La coordinadora responde “claro, seguro que va a influir”. Los cuadros vuelven a circular en el grupo, ahora con los comentarios que se agregaron. La lectura de la imagen ya no es la misma, cambió al tener en cuenta otras miradas: la de los compañeros.
La segunda actividad fue de escritura. Cada ingresante anotó al dorso de un papel un objeto (concreto o abstracto) que sea motivo de frecuentes reflexiones personales; y en el reverso, un objeto cotidiano que haya visto en los cuadros. Con esos dos objetos armaron una metáfora. Luego esa metáfora se transformó en el disparador de un texto de opinión y reflexión sobre el tema.
Acto seguido, las ayudantes y la coordinadora realizamos una ronda de lectura. Cada una leímos un texto: “Piel de Judas” de Juan José Panno, un cuento de Fontanarosa, una noticia disparatada y “Escándalos” de Juan Gelman. Eva cerró con “De qué hablamos cuando hablamos de fútbol”, un ensayo de Juan Sasturain que se encuentra en el cuadernillo del ingreso. Y luego…
RECREO
Al regresar, hicimos una lectura silenciosa de “El pobre y el proletario” de Roland Barthes y de “Acerca del ensayo” de Bravo- Adúriz (ambos materiales del cuadernillo). Luego reflexionamos sobre el texto de Sasturain y el ensayo como género.
Ya iniciado el debate, la coordinadora propuso que pensemos a los textos escritos a partir de la metáfora como un inicio de ensayo. Varios compartieron su texto con todo el grupo. La primera en leer fue Gisela, su texto empezaba así: “Al fin y al cabo, la vida es como una escalera. Cuando subimos, avanzamos y podemos lograr nuestras metas.” Surgieron muchos comentarios. Algunos más relacionados con la idea en sí y otros más reflexivos acerca de la escritura. “La voz de ella aparece en primera persona del plural” acotó alguien. Andrés quiso colaborar con la futura reescritura del texto: “También podría seguir escribiendo, repreguntándose lo que ya escribió.”
La segunda en leer fue Florencia. Su metáfora comparaba la confección de un vestido con la realización de sus metas y sueños. “Primero tengo que moverme para conseguir la tela, después enhebrar la aguja en el colectivo…”. Nuevamente la discusión no fue unilateral. Muchos opinaron sobre el texto “Parece una receta”, “Es un anacronismo”. Siguió la lectura de Úrsula: “Está el tema del miedo. No quiero cometer los mismos errores que mis padres o mis abuelos. Quiero formar a alguien fuerte pero sin maldad.” A partir de esta lectura discutimos acerca de la mirada más “desde afuera” que usualmente mantiene el autor de un ensayo sobre el tema que trata.
Recibimos también la lectura de Patricia sobre la niñez “Los chicos, chicos son. Ver a los niños como un reflejo de nosotros, los adultos, es atentar contra su condición. La sociedad los hace quemar etapas. Sin querer, los hacemos tomar decisiones.” “Hay un endiosamiento de la juventud”, planteaba su ensayo más adelante. Renata remarcó la falta de argumentación y de ejemplos concretos. A Juan Manuel le resultó menos literario “más tajante”.
Por último, leyó Damián “A veces me encuentro en situaciones cotidianas en el malhumor eterno, en la queja constante.” A partir de esta lectura, se estableció una relación con el texto de Barthes y la discusión giró hacia ese material. ¿Cuál es el tema? ¿De qué trata el texto? ¿Qué rasgos tiene de ensayo y en qué se diferencia de los otros ensayos que leímos?
Para finalizar el encuentro, recordamos las tareas para los próximos encuentros: lectura de “Dominici o el triunfo de la literatura” R. Barthes, reescritura del relato basado en un recuerdo de la infancia, reescritura del ensayo que empezamos hoy.
El espacio está organizado para que los ingresantes se acomoden en grupos de cinco o seis personas por mesa. Se da inicio al encuentro cuando entregamos a cada uno de los subgrupos varias láminas con reproducciones de cuadros, entre las que figuran obras de Rembrandt, Toulousse Lautrec, Xul Solar, Pettorutti, García Uriburu, Seguí... (variadito). Observan los cuadros buscando objetos, personajes, circunstancias que por la luz, trabajo con texturas y color, el tipo de trazos y de líneas, la ubicación en el espacio llamen la atención: ¿qué dice sobre ellos este modo desconocido o inesperado de representarlos?
La primera en compartir su experiencia es Carolina, que comenta un cuadro de Ernesto Bertani "Remolino de amor" (de la serie Besos y abrazos ) haciéndose portavoz de su grupo: “Nos llamaron la atención los colores, las formas, la ropa… forman figuras humanas, dan la sensación de asfixia, ahogo, aunque el tema sea el amor, no se ve relajado...”. Tatiana se detiene en el hecho de que no aparezca las cabezas. Y ante la búsqueda de otro cuadro que podría formar parte de la misma serie, Pablo muestra “La trenza” y resalta la sugerencia al tema de la corrupción por parte de las figuras que están metiéndose las manos en los bolsillos. No hay espacio para el cuerpo, todo es ropa. “Tampoco se les ve las cabezas”, agrega Pablo. Volvemos al cuadro "Remolino de amor": ¿qué es lo inhabitual? Carolina reflexiona acerca del devenir de las relaciones entre hombres y mujeres que muchas veces pueden volverse asfixiantes. Pasamos al cuadro "Ombú y pampa" de Nicolás García Uriburu: “tiene el tronco del mismo color que la copa”, comenta Tatiana. “Como si el árbol se hubiera devorado toda la pampa y hubiera dejado todo agreste alrededor, al contrario de como uno la conoce” agrega Soledad. Candela elige el cuadro de “El diseñador” de Ernesto Bertaniy destaca que la figura del diseñador escribe afuera del papel: “no hay tanta voluntad del que dibuja, el dibujo se da por sí mismo, hay cosas que exceden al que lo diseña”. Alguien elige para observar, un cuadro más clásico: levanta de su lectura que la modelo está atrás del pintor que se encarga de pintar no sabemos qué. Sorprende la naturalidad con la que es tomada la desnudez. En "Puesta en escena" de Polesello una ingresante encuentra: “figuras geométricas, recortes de otras obras de arte, colores fuertes y apagados, tensión entre lo contemporáneo y lo arcaico, figuras modernas y barrocas”. Aquí conversamos acerca del Barroco en tanto movimiento artístico, histórico y sociocultural. Pablo se refiere al tema del horror al vacío presente en la construcción de obras de arte barrocas. De ahí su sobrecarga, su exceso, su desmesura, que se vuelve al mismo tiempo denuncia de ese vacío. “El granero del mundo” de García Uriburu también trae asociaciones y preguntas: “¿por qué al revés?” interpela Tatiana, a lo que se responde que tal vez como una ironía por que tanto maíz hay en una tierra con tanta hambre.
Luego, de manera gradual va tomando forma la consigna de escritura. En forma individual, se les propone que busquen alguna temática, algún objeto concreto o abstracto que sea motivo de reflexiones frecuentes: eso en lo que nos gusta ponernos a pensar (tomn nota con alguna palabra clave); el siguiente paso consiste en reflexionar acerca de la manera en la cual se piensa siempre el tema planteado, en relación con la mirada personal que no es la manera en que otros miran la cuestión (como sucedía con la forma de representación en los cuadros, en los que no se “imita”, sino que se plantea lo representado desde una subjetividad): ¿qué es lo que cada uno tienen para decir sobre el tema que eligieron"? (toman nota de esto, algunos ya se enganchan a escribir más largamente, pero son interrumpidos). "Piensen en un objeto muy cotidiano que pueda servir como metáfora o imagen de su idea más poderosa: una puerta (mirada del lado de adentro, mirada antes de entrar), una silla rota, una hilera de dientes, las manos de alguien, unos zapatos caminados, un collar, las manchas de chocolate alrededor de la boca de un nene goloso, una mesa de madera llena de escrituras a fuerza de cuchillitos o trichetas, etc. De a poco, cada uno a su tiempo, comienza a escribir. Antes, la aclaración de que el texto en germen no es definitivo sino que se trata de apuntes personales acerca de la cuestión.
L@s que van terminando se intercambian los textos y se leen entre ell@s, otr@s siguen escribiendo. Más adelante volveremos sobre los escritos.
Antes de la lectura del texto de Juan Sasturain “De qué hablamos cuando hablamos de fútbol”, recuperamos la información que tienen l@s ingresantes acerca del escritor y recordamos que el título ya había aparecido en uno de los encuentros: “en el de la literatura mirada desde otras disciplinas” recuerdan entre Tatiana y Leonel. Todavía sin adentrarnos en el texto, no hace falta decir nada que ya se debate la temática planteada en el título del artículo. Hablar de fútbol: partidos, resultados, estadísticas, análisis, para nuestro periodista deportivo Guillermo. Para Naida, un arma para la lucha contra la opresión del género femenino: “en mi colegio eran todos típicos machistas, que decían que las mujeres no podían hablar de fútbol, entonces hicimos un proyecto de investigación sobre las capacidades cerebrales de las mujeres y los hombres, y al ver que eran iguales, que las mujeres podíamos mirar y entender de fútbol y nos empezó a gustar.” Para Ayelén, hablar de fútbol es hablar de política y de cultura, reconoce su potencia y dimensión en tanto fenómeno sociocultural, "te guste o no te guste, te parezca bien o mal, no lo podés negar". Refiere que al respecto un libro de Eduardo Galeano El fútbol a sol y a sombra.Dafne recuerda la concepción borgeana de nuestro juego popular: “son once idiotas (pelotudos dirá Sasturain) corriendo atrás de una pelota”. Tatiana la remata citando a su abuela “que encima pisan la pelota y la dejan pasar”. Para algunos, es sólo un deporte más (algo así como que no hay que darle la envergadura con la que se justifican la violencia, lo que provoca rechazos sobre él). Para Marcela, lo que se mezcla al fútbol (negocios sucios varios, política, enfermedad) no es exclusivo de este deporte (se puede ver en otras actividades, como la moda) pero no llama tanto la atención porque no son tan masivos ni populares. Pero para Ayelén, es mucho más justamente el peso de esas asociaciones por la popularidad y el protagonismo que tiene dentro de la sociedad: “es otra cosa el fútbol, significa mucho más” porque no sólo mueve masas de dinero sino también masas de gente. La discusión sigue, pero si de algo estamos seguros es de que hablar de fútbol es hablar de política, de economía, de locura, de violencia, de cultura, de salud, de cuestiones relativas al género…
A continuación, leemos oralmente el texto. Luego, releen de manera silenciosa, señalando cuestiones que desconozcan y quieran preguntar, frases que destaquen, todo para compartir con sus compañer@s. Acerca de las dudas, entre tod@s hacemos una breve referencia a los escritores que aparecen nombrados en el texto (entre ellos Aguinis, Perec, Salinger, Macedonio, Sebreli…) y a sus principales obras. Entre las frases, la primera es la que está en latín: vox populi, vox dei. Allí reconocen mediante la traducción (“la voz del pueblo (es) la voz de dios”) las bases léxicas de las palabras españolas; y con un poco de ayuda, que es la –i la que está indicando lo que ven como complemento en los dos términos del paralelismo en castellano, la función sintáctica. Les contamos que a esa “desinencia”, como ellos la llaman, se la denomina "caso", porque es lo que "cae" ("ocaso" es la caída del sol), cambia en la palabra mientras la "base" queda estable.
Con respecto a otras frases que les llamaron la atención, Tatiana lee la última parte del texto: “la experiencia futbolera tiene-para el que puede o quiere- con qué alimentar la aventura personal de inventarse un sentido”; y reflexiona :“se puede aplicar a todo: a la música, a la literatura…”. Candela agrega: “desmitifica ambas tendencias, cada uno lo toma como quiere, siempre va a haber algo que produzca lo mismo. La importancia está si vos se la das…”. Ayelén destaca del texto, el uso de expresiones divertidas, personales, como “tan opio y tan religión” y también el poner en comparación, al mismo nivel, cosas muy divergentes y enumeradas en una gradación: "como el amo, el dios de Abraham, el peronismo, el hipo y otras escurridizas entidades". “En todo caso es tan absurdo el fútbol como ir a trabajar a la oficina de saco y corbata” recupera Amparo en el mismo sentido. “Todo depende del punto de vista” agrega Jazmín. Candela sugiere que la gradación tendría que completarse con “pasarse la vida escribiendo ”. Aquí surge la cuestión de si el autor se involucra en el texto. Tatiana dice que sí, en las parentéticas "discuten (discutimos)" y "estos son (hemos sido, acaso)"; también en otras primeras personas del plural y se hace referencia al final del segundo párrafo "hartos ya de populismo y de nosotros mismos".
“¿Qué es esto que leímos?”, “Un ensayo” dice Victoria... que ha observado en el paratexto del cuadernillo el título del encuentro "La escritura: el ensayo" y que además, encuentra una estructura particular que recuerda de la escuela: tesis, desarrollo con argumentos en donde se incluyen citas, y una conclusión. Igual, completa explicando que no es objetivo, se hace presente el autor con la primera persona. Algunos hablan de opinión, otros de crítica. Aparece la idea de que se permite cierta irresolución. Se lo considera como una serie de pensamientos ordenados vinculados a asociaciones personales. Por ello su libertad en cuanto a la explicitación de la opinión, del uso de vocabulario informal... Se libera de las ataduras de los escritos académicos, en la medida en que tiene muy pocas obligaciones. Aspira a la belleza del pensando.
¡RECREO!
En el momento en que regresamos de la pausa, ingresan al aula l@s representantes de alumn@s de la junta departamental, para darles la bienvenida y para recordar que ante cualquier inconveniente pueden contar con ellos enviándoles un mensaje de correo electrónico a alumnosdecastellano@yahoo.com.ar
Luego de una charla de las inquietudes acerca de la carrera por parte de los estudiantes, retomamos el tema del encuentro. Hacemos referencia a Theodor Adorno y a su ensayo “El ensayo como forma”, en el cual afirma entre otras cosas que un ensayista es un lector que escribe. Entonces proponemos un pequeño ejercicio en el cual cruzamos esto que plantea Adorno, leído de forma interrogativa, con el texto de Sasturain:¿qué lee Sasturain? Algunas respuestas: la realidad, acciones, literatura, polìtica, diferencias, discontinuidades, ciertos autores, lo que ellos leen en el fútbol…
Se propone a continuación la lectura del texto de Bravo y Adúriz, para que cada uno elija alguna de las definiciones sobre el ensayo que allí se exponen y las ponga entre signos de interrogación. Candela cita aquello de que el ensayo no pretende agotar temas, que no es conclusivo, que abre a la polémica, entonces, preguntamos a un ensayo hipotético que leyéramos: ¿qué polémica abre?, ¿por dónde no agota el tema?, ¿a qué espacios de tratamiento del tema se niega?. Tatiana se pregunta si las ideas son el corazón del ensayo, entonces, ¿cuáles?; otra voz pregunta ¿en realción con qué crisis piensa su tema?, ¿puede alcanzar la extensión de un volumen completo? pregunta Viviana y mencionamos de Saer, El río sin orillas, alguien recuerda del texto el citado Elogio de la locura de Erasmo; Nicolás: ¿une al arte y a la teoría?, ¿qué artes se unen a qué teorías? y Tatiana agrega entonces, en el mismo sentido: ¿qué sentimientos a qué conocimientos?
Amparo pregunta si acaso el texto que tuvieron que escribir acerca del cuento de Cortázar “Casa tomada” no puede pensarse como un ensayo. Concluimos en que está cercano ya que puestos a comentar un texto literario no les hemos exigido, como caracteriza a la crítica, el manejo de un cuerpo teórico ni la demostración acabada de una hipótesis de lectura.
Luego se produce la lectura oral del texto de Barthes “El pobre y el proletario”. La idea es pensar sobre este ensayo algunas de las preguntas recientemente formuladas. Ante la pregunta sobre cuál es la polémica que abre, comienza Dafne refiriendo a la relación entre arte y la política. Sobre las imágenes opuestas surge: el pobre y el proletariado, la comida y el hambre, el arte de Chaplin y el arte social (“arte al servicio de la política” aclara Candela). Acerca del texto de Barthes se plantea que un arte no propagandístico puede ser mucho más potente, en cuanto a sus significaciones, que el arte que se autodesigna comprometido: “ver que alguien no ve, es la mejor manera de ver intensamente lo que él no ve ”, “Su anarquía, discutible políticamente, quizás represente en arte la forma más eficaz de la revolución ” son citas que vuelven. Ya sobre el final de la clase, se pide que lean el texto de Barthes “Dominici o el triunfo de la literatura” para el 22 de febrero. También, que piensen desde las preguntas planteadas, los apuntes que tomaron al inicio del encuentro, que lo pasen en limpio, lo pulan y entreguen la mejor versión, sin que por eso se dé al texto por acabado, para el mismo encuentro.
Por último, nos entregan sus textos sobre “Casa tomada” de Cortázar; y lentamente, todos parten, los esperan las pegajosas calles de la ciudad…
Marina, del turno noche, recomienda este texto, "porque de seguro a más de uno le va a gustar/interesar":
Hace 45 años Los lectores descubrían Rayuela
Diario La Nación, Lunes 18 de febrero de 2008 | Publicado en la Edición impresa
El 18 de enero de 1963 se publicó Rayuela , novela -o antinovela- de Julio Cortázar. "¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua."
Así comienza, en su versión convencional, o sea a partir del capítulo 1, uno de los escritos más influyentes del llamado boom de la literatura latinoamericana. Según se anuncia en el Tablero de Dirección con que abre el volumen: "A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros". Allí, además de aclararle al lector que puede leerse de forma convencional, también se informa que existe otro orden, que lo lleva, por ejemplo, de los capítulos centrales a los primeros, luego al final y así. La historia principal está basada en un grupo de intelectuales y buscavidas sudamericanos en París en la década del 50, aunque hay continuos datos, aparentemente inconexos, que ayudan a darle a la narración una visión caleidoscópica. Toques existencialistas, humor, desenfado, Cortázar consiguió con este escrito un nombre propio en las letras contemporáneas. Traducido a doce idiomas, hay quienes han querido ver en esta obra lo mismo que significó el Ulises , de James Joyce, una verdadera revolución dentro la literatura española.
Véronique, del TN, mandó su recuerdo, para compartirlo:
Un muñeco de Chubaca
¿Un recuerdo de la infancia? ¿Un recuerdo con un muñeco de Chubaca? Nada. O quizás algo. Nunca me gustó Chubaca, ni Star Wars, ni sus nerdos seguidores que no se cansaban de reprocharme: -¡Cómo que no sabes quién es Chubaca!-. Y sí, porque yo no conocí a tal personaje hasta que no hicieron la cuarta película de la saga, que es la primera, porque su prodigioso creador, George Lucas,tuvo el tino de empezar a filmar por la parte más interesante de la historia, la mitad final.
Entonces, ¿ya no tengo más líneas para escribir?. Podría inventar una historia paralela donde Chubaca es un maestro Jedi y salva el mundo, pero no estaría respetando la consigna de esta tarea, y sus fanáticos me acosarían día y noche… En el momento en que saque esta figurilla de la bolsa, supe que mataba el resto de las posibilidades y, según mi intuición, cualquiera de las otras hubiera estado mejor; pero una de las chicas que estaba sentada en la misma mesa que yo, dijo: -¡Qué bonito muñequito!-. ¿Bonito?, no puedo dejar de preguntarme: ¿Cuál es tu canon de belleza, niña? Yo veo un muñeco de mala calidad, poco articulable, pintado en una única gama de color, manufacturado a un escasísimo costo (léase “made in china”) y redistribuido por una gran corporación explotadora (llámese McDonals). Recuerdo mi última adquisición en dicha empresa, Sally de Cars; recuerdo un poco más y dejo de tipear. (voy a buscar una de las adquisiciones más viejas, un Gardfield de peluche que me compró mi padre cuando tenía más o menos ocho años).
De las múltiples hazañas que mi amigo Jorge tuvo que realizar de niño creo sin duda que la más difícil, la más compleja y la más tormentosa de todas fue la de aprender a leer. Por eso es inevitable asociar este cuaderno a ese recuerdo.
La mesa en el comedor de su casa era el terreno de batalla, en ella se desplegaban todos los elementos: lápices, cuadernos, crayones, sacapuntas entre otras herramientas.
Las tardes entre las 14, hora en que terminaba de almorzar y las 18, hora en que deseaba escapar, se tornaban eternas. Frente a la ventana enrejada, que lo hacía ver todavía más prisionero de lo que era en esos momentos, comenzaba el tormento: aprender a leer.
Su madre y principal guardiana de su educación se sentaba junto a él y lo vigilaba de cerca marcando y enmendando cada uno de sus errores. Cada error implicaba un sopapo y la posterior obligación de corregirlo. Así hasta que su cara se convertía en una orgía de moco y lágrimas unidas por el sudor. Como se puede suponer, los progresos de Jorge en su lectura fueron cada vez mejores atenuando así los castigos que recibía hasta hacerlos desaparecer. Completó la escuela primaria, la escuela secundaria, la universidad. Después de todo no fue tan mala su educación al estilo Ana Valerga.
El encuentro comenzó con el recuerdo de los nombres de la profesora y las ayudantes, junto con un recupero fugaz de los temas de las clases anteriores.
Una vez presentado el tema de este taller, rápidamente nos dispusimos a la lectura oral, repartida entre ayudantes y docente, de “Casa tomada” de Julio Cortázar. Al finalizar la lectura, se les hizo una pequeña referencia al libro de donde fue tomado el cuento y se les preguntó a los alumnos si lo conocían; aproximadamente la mitad de los presentes contestó que sí.
Acto siguiente, se dio la consigna de escritura: "Cada uno recibirá un papel donde deberá escribir su interpretación del cuento a partir de la palabra casa, que deberá ser la primera. A continuación, escuchará otra palabra con la que debe terminar la oración. Cuando se les diga basta, el papel debe pasar al compañero de la derecha, quien deberá comenzar otro texto con la última palabra anotada y terminar su oración con un nuevo término que escucharán oportunamente". En este orden, los alumnos fueron incorporando en sus escritos las siguientes palabras: incesto, zaguán, trébol, pestañas, lana. Los alumnos comenzaron a trabajar entre risas, sorpresas y silencios profundos por momentos. Una vez concluida la actividad de escritura colectiva, se les pidió que pusieran en común los textos producidos y comentaran qué lecturas podrían derivarse a partir de ellos. Algunas voces dijeron que los escritos eran disparatados, que no servían para hacer una lectura; otros, que algunos fragmentos habían servido y enriquecido las lecturas personales. Javier dijo que en su grupo los fragmentos tenían relación entre sí, y que habían llegado a la conclusión de que el cuento hablaba sobre una familia burguesa en contra de un levantamiento de masas. Esto abrió un gran debate que dio pie para que se retomara esta lectura tan conocida, y que muchos de los alumnos conocían y/o compartían. Gabriel dijo que esa era una lectura clásica del cuento, y que para él es respetable aunque no la comparta.
Luego del debate, Jésica leyó para todos el texto “Acerca de casa tomada” (fragmento de una entrevista extraída de: www.juliocortazar.com.ar). A partir de ese momento, se originó un debate acerca de las posibles "puertas de entrada" al cuento. Se escucharon palabras como: pesadilla, miedo, símbolos; pensamientos como: el escritor duda del sentido, o cuenta su interpretación, su lectura, o el origen del cuento, surge el tema del miedo como algo indefinido, entre otras cosas.
Muchos pensamientos que se compartieron, y volvió a surgir el tema de la lectura política en el cuento. Gabriela preguntó qué entendían por "lectura política". Las respuestas fueron casi todas para un mismo lado: se dijo que el cuento tenía que ver con la época en que fue escrito (1945), ya que se veía al peronismo como una invasión; otros completaron la idea diciendo que lo que sucedía en esa época era que los aristócratas escapaban de sus actividades cotidianas debido a la supuesta invasión obrera en estos lugares.
La coordinadora propuso volver al texto para buscar otras lecturas. Entre manos levantadas, un alumno retomó el tema del incesto y citó el cuento: “nuestro simple y silencioso matrimonio de hermanos", en defensa de una lectura que se centrara en la dificultad de romper con los mandatos familiares. Otra compañera mencionó el lugar de la mujer en el cuento y en esa época (como una figura pasiva, fuera del ámbito laboral) y deslizó que desde allí también podría encararse una lectura. También se planteó el lugar que ocupa la casa en el cuento, como un símbolo de estilo de vida. Otros retomaban la entrevista a Cortázar y planteaban el miedo a lo desconocido.
Se cerró el debate invitando a los alumnos a que se hicieran de esas frases que encontraron en el texto, para desarrollar sus ideas, interpretaciones, verificar la validez de esa lectura, ir buscándola, escribiéndola.
RECREO
Particularmente, el recreo funcionó como un debate abierto, en el cual diferentes grupos, repartidos entre aula y pasillo, discutieron temas referidos al cuento, a las lecturas posibles y sus límites. Interesante resultado.
En la segunda parte del taller, se dio como consigna la lectura silenciosa de “Conclusión: crítica política” de Terry Eagleton, y “Arte y responsabilidad” de Mijaíl Bajtín. Como la puesta en común sería cocoordinada por Gabriela y una ayudante, Silvina inició el debate con la siguiente pegunta: "¿Qué les dijeron las palabras del título, en ambos textos?" Esto dio lugar a una gran discusión que comenzó con una referencia al compromiso, como necesario en la vida y en el arte. Se dijo que el tema del compromiso, en “Arte y responsabilidad”, tenía como finalidad que el autor y el lector si hicieran cargo de que el arte y la vida no están separados, que van de la mano. Se habló de que el compromiso hace que se sostenga lo que uno escribe, y que uno pueda sostenerse en lo que escribe. Se pidió a los alumnos que buscaran una relación entre los textos. Juan Manuel dijo que ambos tocaban la relación de un texto con aspectos de la vida: en el caso de Bajtín, la relación vida-responsabilidad-arte; y en el caso de Eagleton, el hecho de que toda teoría literaria forma parte de un discurso político. Aquí se centró la discusión en qué entender por "político", y se señaló la diferencia entre este término y "lo partidario". Se releyeron fragmentos de Eagleton donde se definía claramente el concepto. Gabriela preguntó si las "otras" lecturas de "Casa tomada" que anteriormente habían surgido (las que entran en relación con el tema del incesto, el miedo a lo desconocido, los mandatos familares) no eran, acaso, también "políticas". Una alumna dijo que siempre que se haga mención a la organización de la sociedad o a las relaciones de poder, se está hablando de política. Y se concluyó que todo acto de tomar la palabra es político.
Una vez cerrado el debate, pasamos a la actividad de escritura. Les fue repartido a los alumnos un grupo de cuentos infantiles para que observaran y comentaran entre ellos. Luego se les repartió un objeto y se dio la consigna de escritura, “El baúl de los recuerdos”: debían relatar una anécdota de la infancia a partir del recuerdo que les evocó ese objeto, intentando no utilizar recursos o mecanismos literarios (se aclaró que este era el primer paso de la escritura de un relato). Los alumnos comenzaron a escribir y antes de terminar con la clase, se leyeron y comentaron los textos hechos por tres alumnas. La coordinadora indicó que, en sus casas, ampliaran el texto, lo revisaran y, para el próximo miércoles, trajeran el relato pasado en limpio para continuar trabajando con él.
Para ver más fotos de este encuentro, cliqueá sobre la imagen:
Se anuncia el inicio de la clase. Este encuentro, comenta Verónica, estará dedicado a la lectura profesional acerca de la literatura: la crítica.
Comenzaremos por leer “Casa tomada” de Julio Cortázar pero antes pregunta: ¿alguien lo leyó en la secundaria? Se levantan unas cuantas manos. Nos encontramos ante un relato al menos conocido por muchos de los que estábamos ahí. Sin más, nos lanzamos en el torbellino de la literatura escuchando y siguiendo, con la mirada en el texto, la voz de Verónica. El silencio reinaría, si no fuera por esa historia siempre vieja y fresca que se nos presta una vez más o por primera vez.
Terminamos de leer. La consigna ahora es que cada uno escriba preguntas que le haría al texto. La puesta en común es inaugurada por las preguntas de Dafne: ¿quién toma la casa? ¿Por qué no se imponen ante ellos y los echan o defienden su propiedad? Luego siguieron los demás: ¿Eran ellos realmente los propietarios? ¿Eran inquilinos? ¿Realmente se querían quedar? ¿Por qué no corroboran si realmente hay alguien? Parecieran rendirse ante una sospecha. ¿Qué pierden realmente cuando pierden la casa? ¿Serán sus propios miedos los que toman la casa?
Ayelén: "el texto, ¿estará escrito con otro fin que el literario? (por ejemplo, expresar una idea, protestar…)". Jazmín sugiere el exilio por la resignación presente en el relato y las puertas que se van cerrando. Hay quien propone una hipótesis del relato como metáfora de la vida (podríamos decir que en todo caso sería una metáfora de una vida en particular en la que la resignación y la derrota imprimen su huella). Lucía pregunta “¿si esto fue escrito en el 39’, no podría referirse a la guerra mundial, al nazismo? A partir de estas hipótesis aparecían algunas observaciones que buscaban explicarlas: resignación, impotencia, sometimiento, invasión, imposibilidad de cuestionar, pérdida de lo propio (los recuerdos, las aficiones), eran sentidos que podían asociarse a los momentos aludidos por las referencias históricas de estas hipótesis. No obstante, diferenciamos la ubicación de la ficción respecto del tiempo de la escritura, y discutimos un largo rato sobre la fortaleza o la debilidad de lecturas que fijen este texto a un episodio histórico puntual.
Siguieron las preguntas, ¿Por qué vivían encerrados? ¿Por qué no buscaban ayuda? ¿Por qué literatura francesa? ¿Por qué la obsesión con el tejido?
Luego debatimos cómo podríamos relacionar y clasificar las distintas preguntas. “Hay preguntas más "terrenales" y otras más ideológicas” dijo alguien para distinguir aquellas por las motivaciones de los personajes en relación con el argumento central y las que en un plano más particular, permitían una lectura más asociativa: las del tejido, la literatura francesa, la filatelia. También diferenciaron lógicamente aquellas preguntas que ya eran posibles pasos en la elaboración de respuestas a preguntas anteriores.
Ahora la propuesta es elegir en grupo las preguntas que más les interesan, releer el cuento e investigar las respuestas que sugiere sobre ellas. Deben elaborar breves textos que expliquen lo hallado.
A la par que un grupo ya terminó con su respuesta, otros intentan ponerse de acuerdo en qué preguntar. Sin embargo, responden y a la vez dialogan sobre ciertas preguntas y no todas. Cuesta volver al texto, releer y argumentar desde esa segunda lectura. Aparecen más inquietudes: ¿Por qué finalmente cierra con llave y la tira a la alcantarilla? ¿Por qué preocuparse por quien entrare a robar? Se revisan lecturas: se deja a un lado la cuestión del nazismo y aparece el miedo a quedar atrapados, el deseo oculto por salir, la necesidad de excusas.
Tomamos las hipótesis de un grupo que todavía no había podido escribir para planificar entre tod@s la escritura de un texto si no de análisis todavía, al menos de comentario sobre el relato; pensamos algunas estrategias para un proyecto de expansión del texto. Partimos de una afirmación propuesta por Candela como síntesis del relato “El cuento sugiere la idea de que los invasores fueron corriendo a los dueños de la casa hasta dejarlos afuera sin que estos den batalla.” A partir de allí, otros compañer@s señalaron partes de esa afirmación que podían ponerse entre signos de interrogación, que cabía explicar y no solo nombrar. Y a su vez, cada cuestionamiento de lo afirmado se particularizaba en interrogativos diversos: ¿Invasores? pregunta ¿quiénes son?, antes ¿existen?, ¿qué representan?, ¿qué buscan?, ¿qué sé (qué me dice el texto) sobre ellos?, ¿por qué "invasores"?
Esta es una posible manera de comenzar a escribir sobre un literario pero no hay por qué empezar definitivamente por estas palabras, no hay por qué escribir en el orden del texto (pueden elaborarse párrafos sueltos y luego buscar entre ellos la secuencia de nuestro pensamiento), hablamos de la necesidad de imaginarse y seducir a un lector. Seguimos reflexionando un poco más acerca de cómo escribir en relación al tipo de escritura crítica o académica que nos exigen en el profesorado (monografía y ensayo principalmente).
Recreo
(ma non tropo)
Al regresar, los ingresantes comentaron las distintas lecturas de “Casa Tomada” que habían realizado en el secundario. Surgieron lecturas más sicológicas, otras más técnicas. Nos detuvimos en la lectura política. Luego, leímos el fragmento de una entrevista a Cortázar donde comenta por qué escribió el cuento y qué opina de la lectura política. Tatiana comenta que está bueno este juego en el que el escritor se vuelva lector de su propia obra, y se ponga del mismo lado que nosotros. Candela agrega que deja la puerta abierta, una vez terminada la obra el autor se vuelve su propio lector. Aquí Vero recuerda el tema que habíamos hablado uno de los encuentros anteriores acerca de la “muerte del autor”. Candela reflexiona acerca de que una vez que una obra está terminada, queda abierta (y juega a conciencia con el título del libro de Eco).
Y ahora… ¡consigna de de escritura! Nos relajamos, nos ubicamos en la ropa, los espacios, el cuerpo, las personas a nuestro alrededor no más allá de nuestros doce años. Vamos a escribir sobre un/os recuerdo/s de hasta los doce, el primero que venga llamado por una de estas palabras: tren, paperas, babosa, cordón de la vereda, beso, helado, insulto, arena, pared, tronco, cachetada.” La idea es que traten de poner en palabras el recuerdo recuperando sensaciones, olores, sonidos… Condición: no literaturizar, mejor que eso, ser lo más leal al recuerdo.
La mayoría escriben concentrados y en silencio. Una sonrisa se dibuja en la cara de Tatiana, luego entenderemos por qué.
Vamos a empezar a leer y la cuestión ahora es cómo comentar el relato de l@s compañer@s: vamos a buscar tensiones, sorpresas, lugares que convoquen a expandir el relato.
La primera en leer es Lucía. Rememora un viaje en tren. Retoma las sensaciones y los sentimientos de entonces, recuerda los paisajes. ¿Qué trae este relato? Muchos dicen que se imaginaron el tren. La mayoría se asombra por lo insólito de la imagen del tren en el Cairo. “Habló mucho de la ida pero me imaginé más la vuelta, si no estaría ya cansada” comenta Tatiana. Hay quienes pensaron en alguna vivencia personal relacionada con el tren. “Me acuerdo cuando vine para Argentina y nunca había visto un tren” cuenta Naida. Observamos en el relato de Lucía, como conclusión, unas cuantas puntas desde las cuales abrir su recuerdo, expandirlo a una historia: la tensión entre dos puntos muy conocidos con un espacio lleno de mundos en el medio: el Cairo, Harry Potter, toda la gente desconocida, los pasajeros que hablan en portugués; el desfazaje entre la mirada niña y el dato enciclopédico sobre el Cairo.
Llega el turno de Tatiana. Muchos se reían mientras narraba cómo secaba de vida a las pobres babosas. Su cómplice: el hermano, su arma letal: la sal. Alguien comenta “me hace acordar a cuando alguien se muere y siempre hay quien dice –y era tan lindo…- y yo siempre me pregunto – y a las cosas feas ¿hay que matarlas? ”.
También escuchamos el relato de Viviana que nos hizo pensar en los miedos y en la confianza y seguridad que brinda la figura de la madre. Naida relaciona el tema de los miedos con el cuento de Cortázar, puede pensarse que los intrusos que van desplazando a los hermanos son sus propios miedos. A Verónica se le ocurre entonces que incluso podría llegar a imaginarse la casa como un gran útero que expulsa. “Madre, quién gritará ahora cuando cruces la calle” recuerda Dafne, citando las palabras de un poema de una amiga.
Luego lee Yanina. Ella eligió “el cordón de la vereda”. Su relato rememora a las típicas travesuras de niños en las que se juega en el límite de lo permitido por los padres. Cruzar la calle corriendo primero y luego, en bicicleta era la aventura. El encanto: “Nadie nos veía”, “peligro para los papás”… Los comentarios traen el gusto por lo prohibido y la experimentación. Surge la imagen del cordón como comienzo y se observa el increscendo de la acción. Se destaca la ambigüedad y riqueza con la que la expresión "peligro para los papás" ("peligro según los papás" / "peligro para los hijos que los padres hacen propio", etcétera).
Cada ingresante va a pasar su relato en limpio, sin pretensión de resolverlo definitivamente, o terminarlo; sí dándose permiso para incorporar todo lo que la pasada en limpio traiga de nuevo. No sabemos aún en que podrán devenir esos textos. La sorpresa quedará para el miércoles 20/2 en que serán objeto de reescritura.