sábado, 23 de febrero de 2008

Lectura y escritura profesional/ izable (TN)

Ya que la visita a la Biblioteca pensada para este encuentro no pudo hacerse, Verónica propuso retomar los cuentos de Antonio Di Benedetto y los ingresantes eligieron comenzar por “Nido en los huesos”. Después de la relectura en voz alta, comenzó un largo debate acerca de la/s lectura/s de este cuento en particular, y uno más general acerca de la posibilidad de hacer diversas lecturas sobre un mismo texto, lo que al fin derivó en el inicio de escritura colectiva de un comentario al texto.

Gabriel: -La relación con el padre... Él siente que en su casa no está su hábitat natural, y por eso se tiene que ir a la palmera... no encuentra la contención en su casa, ni del padre ni de la madre; al verse inútil como el mono, se empieza a comparar, traslada su identidad a diferentes objetos, a la palmera, a los pájaros...
Sabrina: -Mi interpretación fue distinta, sociocultural... (ya saben que yo siempre me voy para ese lado). Me costó mucho leer y encontrarle la matáfora a este relato, lo leí como tres veces hasta poder pensar algo. Hay -creo- una metáfora de la diversificación socioeconómica. Me hace acordar a cuando Argentina se estaba insertando al mercado mundial".- Sabrina destaca varios párrafos para ir explicándose, se refiere al determinismo, al modo de representar la realidad propio del positivismo; recupera la caracterización del padre por el narrador- "le sobra tierra, le sobra dinero".- Entre otras citas- "si todos pusiéramos nuestra cabeza al servicio de la felicidad general, tal vez podría ser. Pero nuestra cabeza, no sólo el sentimiento".

Nicolás: -Invita a la reflexión, al razonamiento.- Releemos todo el párrafo.
Verónica: -... Y "así" -"No siempre fue así, sino apenas unos años, quizás unos meses"-, ¿a qué se refiere?
Julia: -A la relación con el padre... -nos ponemos a revisar los párrafos anteriores.
Buscan hacia atrás y encuentran los pájaros que silban "voluntaria y gozosamente". Pero responden explicándose lo que sigue, o en todo caso en relación con el conflicto (no responden de manera puramente informativa sobre "así" sino sobre "así" cuando se lee):

Gabriel: -Empieza a buscar un sentido a su vida, a servir para alguien.
Pablo: -Gana la "parte mala" de la cabeza (y se refiere a los buitres).
Me quedó muy fuerte lo del final, el fracaso.


Se produce una discusión sobre este final: ¿es esperanzado?, ¿parece de autoayuda: "tú puedes"?, ¿es ácido o irónico?

Lucía: -Trató de ser útil a los demás -cita el texto-. Se le llena la cabeza...
Guillermo: Cuando yo era chico y hacías cosas raras, fuera de lo normal, te criticaban por "tener pajaritos en la cabeza", acá alienta a que es bueno tenerlos.
Nicolás: -Puede ser malestar.

Patricia: -Me impacta que abarque los tres niveles humanos (cabeza, alma, cuerpo). El autor nos sopapea porque está mal en todo sentido y, a pesar de eso, tiene un mensaje de esperanza.
Andrés: -Es un relato escrito por alguien joven y esa es su gracia. Lo que antes era brillante, ahora es normal. Eso todos lo pasan. Yo al menos lo pasé. -Entonces, explica ese recorrido de fracaso, como uno de normalización, de perder los pájaros y crecer.
Patricio explica que él no siente que haya comprendido el texto sino antes bien que el texto lo ha comprendido a él, no sabe, no pueden "entender" por qué, pero hay expresiones e imágenes que del relato en las que se siente comprendido. Casi como si fuera exactamente el mismo tema, Patricio explica cómo el personaje busca la comprensión de los otros, su aceptación, no la consigue y llega un momento en el que él se acepta: -El nido es un mundo que se crea donde se aprende a aceptar. Fracasa en su intento. Es un romántico y ve en eso algo más, pero lo sigue defendiendo, vale la pena para él.
Guillermo: -Llegó a rincones de él mismoque no pensaba encontrar. Cosas de sí que él mismo no entiende.

Aquí recordamos la expresión popular para algo que nos obsesiona: "me come la cabeza".

Gabriel: -Dice "intentalo igual". Él mismo se empieza a asumir.
Belén: -Él relata que comprende la marginalidad porque la vivió. Que se pretenda que va a ser algo que no va a a ser nunca, quedar en la marginalidad. Cualquier persona que esté dispuesta a ofrecerse para un cambio va a fracasar, porque está solo, pero dice que hay que hacerlo. -Y esto nos devuelve a revisar la hipótesis de Sabrina y cómo -aunque no encontramos marcas que hablen de la historia política y económica de nuestro país- algunos de los sentidos implicados en ella, han sido retomados -con otras palabras quizás- en lecturas diferentes: la oposición mono/hombre como propia de una representación progresiva de la evolución darwiniana, similar a la que puede ver la historia como evolución, el determinismo que condenaría a la palmera, al mono y contra el cual el niño intenta hacerse hombre de su destino, no terminar puro cráneo, tener pájaros en la cabeza; la necesidad de la conciencia, de no ser puro sentimiento, de ser alguien para los demás; todos estos aspectos resuenan también como aspectos de una reflexión que no queda en el puro y abstracto individuo sino que convoca la mirada sobre los vínculos sociales (recordamos las caracterizaciones de padre y madre).

¿Algo anotaron, quisieran proponer a la discusión y todavía no se ha mencionado? Julia propone: -¿Por qué "Nido en los huesos"?... El título...
Andrés: -Está en el texto.
Julia: -El alma está en un cuerpo.
Se vuelve sobre indicios ya mencionados de la lectura: que en el nido de nace, que los huesos son lo más íntimo, lo que queda de lo que picotean los buitres.

Nicolás: -Es un resurgir.
¿Y si hubiera un verbo en el título?
Patricia: -"Hacer un nido de tus huesos", es esa esperanza de la que hablábamos.
Con respecto a la frase: "yo no soy el mono", Gabriel propone "Está dialogando con el padre", Nicolás que: "tengo que afirmar que yo no soy lo que ven aunque los demás no lo vean"; Julia: "está diferenciándose de un animal: no reacciona por instinto, puede elegir".





Se propusieron como puede verse varias entradas al texto, distintos tipos de alusiones a las que el relato podría estar haciendo referencia: quien leía desde estudios y pasiones previas, desde su propia experiencia personal, desde lecturas (Los hermanos Karamazov o Platón). Al mismo tiempo este hecho en sí era pensado:

Sabrina: -Mi interpretación fue distinta… no puedo decir que tenga una real interpretación del texto, (aún) después de haberlo leído varias veces.

Gabriel: -Se lo leí a adolescentes y no les expliqué nada… uno dijo: “ahora sé cómo enfrentar a mi padre”… Cada uno lee desde el lugar que le gusta, tiene que ver con el lector, con lo que a él le gusta

Sabrina: -Siempre tiendo a ver las cosas o filosófica o históricamente… yo no puedo decir que mi lectura está bien. Me gustó escuchar otras, porque nunca lo hubiera pensado así

Gabriel: -Cuando uno lo lee, se identifica con algún personaje… es la reflexión personal desde lo cotidiano.

Patricio: -No entender me molesta, me causa ruido. Es una sensación psicológica: las metáforas me identifican. Si bien no las entiendo, algo de mí tienen.


Luego se inició una producción colectiva. En primer lugar, tuvimos que decidir qué idea queríamos dejar a nuestros lectores sobre el cuento de Di Benedetto, una proposición que pudiera dar cuenta de la lectura construida por las relaciones más intrincadas entre las ideas propuestas durante el diálogo sobre el relato. Recuperamos la noción de proposición para poder construir nuestra “tesis” (muy aproximativa); jugamos a postular temas de los que el cuento nos había hablado y cosas que nos había dicho sobre esos temas, e incluso a imaginar combinaciones posibles entre ellos. Aunque la lectura sociohistórica y economicista de Sabrina había sido sutilmente reformulada por la profesora, y descompuesta en sentidos implicados en ella, provocativamente y con buen humor se convirtió en la hipótesis de partida: “El cuento de Antonio Di Benedetto “Nido en los huesos” nos plantea la tensión entre el determinismo, como mirada positivista de la realidad, y su relativización a través de la duda.” (en el medio discutimos sobre dónde podían o no ir las comas, sobre qué términos eran los coordinados, sobre el uso del pronombre enfático “misma”)…

Entonces, se propuso interrogar segmentos de esa hipótesis, para pensar un posible desarrollo del resto del texto de comentario: había que explicar cómo se hace ese planteo, cómo se reconoce, en qué, esa tensión; dónde se ve representado el determinismo y dónde la relativización de la realidad que este construye, dónde aparece la duda, cuál es la realidad que se construye. Entre varios fueron proponiendo que para responder a esas preguntas en algún caso se podía tener en cuenta la construcción de los personajes (incluida la relación entre ellos): el determinismo era parte de lo cuestionado en la relación padre/hijo, en la relación mono/hombre, y entre estos últimos y su ambiente, su espacio. Justamente, los espacios (la palmera, todo el cielo, el cielo del lado del río, los cajones y baúles, los huesos) podían estudiarse para pensar justamente la aparición de la duda (presente también en palabras reiteradas y en estructuras sintácticas que favorecen la ambigüedad, señaladas en el relato durante el diálogo sobre él).


RECREO




Se intercambiaron, grupalmente, los textos producidos por los ingresantes (dos encuentros atrás) que recuperaban recuerdos infantiles. Se propuso hacer una lectura de cada texto individualmente y darle una devolución por escrito al relato del otro (rescatar algún punto en particular, hacerle preguntas al texto). Luego les propusimos que, teniendo en cuenta los comentarios de sus compañeros, escribieran, para el miércoles 27 de febrero, la ficcionalización de esos relatos: inventar una historia que los incluya y los transforme en ficción.


Después, se leyeron la narraciones de experiencias de escritura de alumnos y egresados del Instituto de distintas generaciones y se les pidió a los ingresantes que apuntaran aquello sobre lo que los habían hecho pensar los relatos. Algunas de las respuestas fueron:
“Me sentí identificada con Eva, en eso de compartir lecturas, de generar espacios.”
“El de Eduardo, que renegaba de la escritura y pensaba que no podía pedir eso a los alumnos. Yo también reniego de la escritura. Fue un golpe, así…”
“El de Andrea… me gustó lo que puso de la última monografía… eligió algo que le parecía complicado y lo hizo igual… es una satisfacción poder llegar a esa instancia, poder superarlo.”

Verónica les recordó que llevaran, pasados en limpio, el viernes los escritos de reflexión, que habían comenzado en el encuentro anterior (Escritura: el ensayo).

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